Evidentemente, no puede ser más fácil su elaboración: - cualquier tipo de fruta de la que dispongais en el momento. - vinagreta común, es decir: 1 parte de vinagre (un buen vinagre de Jerez; nunca de módena) por 3 partes de buen aceite de oliva, sal y pimienta negra recién molida al gusto. - Una cucharada colmada de miel, que añadiremos a la vinagreta.- ralladuras de piel de lima. - hojas de plantas aromáticas, como por ejemplo la menta o aúm mejor la Maria Luisa. - Flores diversas: aquí es importantísimo utilizar flores de plantas totalmente ecológicas (no valen las de floristería en ningún caso), ya sea cultivadas (preferiblemente desde la semilla) o recogidas en el campo, siempre en zonas alejadas de las carreteras. En este caso utilicé claveles que plantamos el año pasado (rojos y muuuuuy aromáticos), pensamientos de diferentes colores (flor muy socorrida ya que se puede disponer de ella todo el año) y la preciosa flor azul de la borraja silvestre (también las hay blancas aunque son más difíciles de localizar): excusa ideal para llevar a los niños a pasear por el campo...
Cuando todo está listo, cortamos la fruta como nos apetezca, la colocamos en una bandeja; depositamos las ralladuras y las hojas aromáticas; decoramos con las flores y, justo antes de llevar a la mesa, repartimos la vinagreta previamente mezclada con energía (no siempre añado la vinagreta y el resultado es igual de delicioso...).
ITADAKIMASU!!
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